La Meditación con foco
Cuando se empieza a meditar puede resultar útil diferenciar entre la meditación con foco y la meditación sin foco (también llamada de foco abierto). En la meditación con foco se reconduce la atención hacia un objeto o estímulo, que puede ser interno, como la respiración, o externo, como una vela o música.
En la meditación de foco abierto no se elige ningún objeto como referencia y la atención se dirige a todo aquello que irrumpa en la consciencia. Se trata de estar atentos a los movimientos de la mente, a los pensamientos que vienen y van, a la aparición de sensaciones, a los sonidos, al silencio…
Desde la perspectiva de la atención plena, es importante no confundir este método con un mero ejercicio de concentración. En la concentración, los estímulos no relacionados con el objeto elegido no son tenidos en cuenta y se consideran una distracción. En contraste, la práctica de la atención plena consiste en observar, en darse cuenta de las distracciones y de los cambios que se producen en la atención.
Si la mente se mantiene en el objeto elegido, está bien; si la atención se desvía y se posa en otro estímulo, por ejemplo un sonido, está bien; simplemente tomamos nota y dejamos que la atención vuelva al objeto que nos sirve de referencia…